Estampas de mi Barrio


Ahora que tanto se ha ligado el nombre de Madrid a nuestra Hermandad, al haber solicitado en nombre de su Cardenal Rouco Varela, la Imagen bendita de nuestro Stmo. Cristo de las Tres Caídas para el desfile de pasos que se ha de celebrar en agosto de 2011 con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud, a la que asistirá el Papa, conviene recordar algunas actuaciones que la capital de España ha jugado en determinadas ocasiones contra la ciudad de Sevilla. No se trata de comparar ni justificar con los hechos que vamos a exponer, la negativa de la Hermandad a la asistencia de dicho acontecimiento, simplemente queremos traer al conocimiento de muchos, el papel que en determinados momentos de la historia ha jugado Madrid en detrimento de Sevilla a través de los tiempos. Y que mejor momento que ahora, cuando las dos ciudades se han colocado de nuevo como protagonistas.
Si nos remontamos al siglo XIX, con la invasión francesa haciendo estragos en nuestra ciudad en 1810, la cosa ya no empezó bien. No solo por los expolios y robos que tuvo que soportar a manos de las tropas napoleónicas, sino porque, una vez pasado este tiempo, la actitud de Madrid a la hora de recuperar buena parte de las obras de arte expoliadas dejó mucho que desear. Haciendo un breve resumen de las incontables obras pictóricas que las tropas de Napoleón pillaron en toda Andalucía y principalmente en Sevilla, entre febrero y julio de 1810, se almacenaron en el Alcazar sevillano casi mil obras. De ellas, más de cuatrocientas eran obras sevillanas. En nuestra ciudad se ensañaron con el Convento Casa Grande de San Francisco (que ocupaba todo el sector de la actual Plaza Nueva), el Arzobispado, la Catedral, la Iglesia de San Luis, el Convento Casa Grande de la Merced o el Hospital de la Caridad, por citar solo unos ejemplos. Piezas de Murillo, el artista predilecto por los franceses, Valdés Leal, Pacheco, Zurbarán, Roelas o Herrera el Viejo se perdieron para siempre de nuestra ciudad. Pero luego, y es ahora donde llega la actuación de Madrid a la que anteriormente haciamos referencia, las autoridades competentes iniciaron contactos para recuperar parte de las obras sustraídas. Pero ese no fue el error. El error estimamos que estuvo en que las obras no se recuperaron para tapar las heridas de los templos sevillanos de donde salieron, sino para el beneficio propio de la capital de España. Es decir, Sevilla sufrió un doble expolio: el de las tropas napoleónicas en 1810 y el de Madrid posteriormente, cuando no devuelve las obras a Sevilla y se las apropia para engrandecer su Museo del Prado. Basta con darse un paseo por su Galeria Barroca para poder comprobarlo. Es cierto que los cuadros se recuperaron para el patrimonio español, no cabe duda, pero el patrimonio sevillano también es patrimonio español (España no solo es Madrid) y eso no se quiso tener en cuenta.
Madrid, y ya cambiando de tematica, tampoco estuvo afortunada a la hora de valorar otra parte del patrimonio sevillano como es el Puente de Triana. Si por las autoridades madrileñas hubiera sido posible, el Puente hubiera sido demolido en 1957. Es más, esta iniciativa fue mantenida desde Madrid hasta el año 1974, cuando el Puente fue cerrado como consecuencia de un temblor bastante grande que se produjo al regresar a su Capilla la Cofradía de la Esperanza de Triana. Con el cierre del Puente en los años sucesivos, se relanzó la idea de derribarlo y hacer uno nuevo, pero gracias a la presión social de la ciudad, las autoridades cedieron y el Puente fue restaurado en vez de eliminado. Un fenomenal artículo de Nicolás Salas publicado en el Diario de Sevilla el 12 de agosto de 2001 dió a conocer la noticia que muchisimos sevillanos y trianeros desconociamos. ¿Se imaginan Sevilla sin su Puente más emblematico?,¿cuánta destrucción necesita esta ciudad para darse cuenta de lo que ha perdido y pierde a través de los tiempos?. Por cierto, la iniciativa de derribar el Puente partió de un ingeniero madrileño del Ministerio de Obras Públicas, cuyo nombre hay que recordar por desafortunado: Carlos Fernández Casado, presidente de la Jefatura de Puentes y Estructuras del Ministerio citado. Un auténtico personaje. Este hombre nunca debió conocer Sevilla ni Triana, ni creo que supiese del sentir de esta ciudad, ni sus valores, ni sus estampas, ni su historia... O le importó un rabano, como suele pasar tan a menudo en estas latitudes cuando hay dinero de por medio, desgraciadamente. Gracias a Dios, fracasó en su propósito, pero fueron 17 años largos los que este individuo instigó a las autoridades para que el Puente de Triana fuese demolido, el Puente de su incultura y de su ignorancia, el mismo Puente de nuestra história y de nuestro corazón.

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