Esperanza y consuelo de Sevilla


Si hay en Sevilla una Virgen que sea la más cercana al pueblo, esa es la Esperanza. Porque nació al amparo de un gremio que era puramente barrio: los ceramistas, el gremio más trianero de cuantos pudo haber nunca en esta orilla del río.

Porque Ella fue siempre de su gente, la misma que lo perdía todo cuando el río se desbordaba; la misma que sufrió las injusticia de la guerra; la misma que se jugó la vida por ocultarla en un tejar trianero; la misma que contaba los días para verla pasar junto a la reja de la cárcel del Pópulo; la misma que creció de la nada y tuvo que reinventarse a sí misma; la misma que lo logró siempre todo con el sudor de su frente, la misma que habitó un barrio a través de las generaciones, y que nunca tuvo murallas donde guarecerse ni almenas con las que defenderse. Por eso, la Esperanza siempre fue, es y será simbolo eterno de Triana, porque cuando su gente sufría las calamidades de las riadas o los dramas de las epidemias, siempre estuvo Ella para consolar a sus hijos. Y no es por casualidad que el pueblo la llame como la llama: la Esperanza, sin más, porque siempre lo fue, lo es y lo seguirá siendo, la Esperanza de los más necesitados, de los más humildes, de todos los que anhelaban un trago de ilusión y de fuerzas en la vida, en esos momentos cuando las cosas rozan la desesperación y las lágrimas ciegan cualquier salida.

Si su pañuelo hablase... Cuántas plegarias, oraciones y encomiendas llevará escritos... Y cuántas veces su Esperanza se ha convertido en luz de muchos... Ese brazo extendido, esa mano que se acerca al pueblo y le quiere regalar su pañuelo para que mitigue en él sus lágrimas, porque Ella es tan cercana, es tan Madre, que en su pañuelo se recogen los llantos de sus hijos y los funde con las lágrimas que Ella misma derrama cada mañana, cada tarde, cada día...

Si hablasen los reclusos de la antigua cárcel del Pópulo... Cómo porfiaban por buscar la luz de su mirada y encontrar la libertad de su Esperanza... Saetas a pares, plegarias, oraciones, súplicas en cuestiones de segundos hasta que la Virgen se vaya y se rompa ese sueño de sentirse libres aún detrás de las rejas...

Esperanza de Triana, Esperanza de Sevilla, Esperanza de los mortales, que nunca nos falte tu pañuelo cuando caminemos perdidos, Madre mía...

La Esperanza en versos de Fernando Lastra

I
"Te ví un día, Esperanza de Triana,
en tu Capilla de calle Pureza
y prendado quedé de la Belleza
que guardas en tus ojos de gitana"
II
"Comprendo que la villa sevillana,
exaltando tus dotes de grandeza
incline, cuando pasas, la cabeza
y te rece de noche y de mañana"
III
"Cuando llega la Semana de Pasión,
siempre habrá una saeta callejera
como un grito de respeto y oración"
IV
"Alabando a una Virgen marinera,
que en mil pedazos les da su Corazón
a su gente sencilla y trianera"

¡Guapa una y mil veces Guapa!

No, efectivamente es así: no se puede ser más guapa. Porque no. No es que yo sea trianero ni devoto enamorado de tu Cara, que también, pero que no, que no, que no se puede ser más guapa. Que la gente, cuando te lo grita es por algo. Que otras pasan sin pena ni gloria por las calles de esta ciudad, pero a ti te gritan guapa porque esa Cara que Tú tienes es para gritartelo una y mil veces. Y es que cuando te miramos nos vuelves locos. Te han dicho tantos piropos a lo largo de los tiempos que yo con nada nuevo puedo alabarte. Y no es que no quiera, que bien lo sabes, sino porque no hay palabras suficientes en el diccionario para describir la Belleza arrolladora que Tú y solamente Tú tienes. Es por eso, que eres "la que trae sin sueño al pueblo de Sevilla" y, a su vez, "la Belleza bajo palio" porque efectivamente, Esperanza, no se puede ser más guapa. Pero ni más guapa, ni se puede tener más gracia paseandose por Sevilla, ni nadie toca la fibra como lo haces Tú y solamente Tú, ni nadie ahonda tanto en ese pellizco que se produce cuando Tú pasas, ni nada que se le parezca, porque eres como un mar que con su oleaje inunda e invade los corazones de Sevilla y se los lleva hasta la orilla de tu Bendita Esperanza.
Por eso, cuando te miro a los ojos, toco el Cielo. Y cuando pronuncio tu nombre, alcanzo la Gloria... No, no se puede ser más Guapa, ¡no se puede ser más Guapa!

Con Sevilla en tu Corazón

Por unanimidad. Sin paliativos, sin peros, te fue concedida, Esperanza, la medalla que un cuarto de siglo antes te robaron de la noche a la mañana. Como dijo D. José María Rubio, a ti no te hacen falta flores para ser vereda, lumbre para ser la aurora, fuego para ser la hoguera, luna para ser la noche, noche para ser eterna...ni medallas para ser la Reina, pero era de justicia que la tuvieses, porque tu devoción no es de Triana unicamente, porque tu Esperanza se desborda más allá de tu barrio e inunda Sevilla entera, aunque algunos quieran negarlo. Se ha cumplido un anhelo, Madre nuestra, un sueño para todos tus hermanos y devotos, tiempo de reconocerte y de afirmarte en toda tu Realeza dentro de esta ciudad.