Aquella procesión del año 1928

Foto 1

Fotos 2 y 3



Fotos 4 y 5


Foto 6

Fotos 7 y 8


Foto 9
Cuentan las cronicas que el Jueves Santo 5 de abril de 1928 amaneció lloviendo. Aquel día los chubascos no dejaron descansar a la ciudad, estropeandose las jornadas del Jueves y gran parte de la Madrugada, pues no dejó de llover practicamente hasta las cuatro de la mañana. Por ello, la Hermandad de la Esperanza de Triana optó por no procesionar a su hora pero solicitó a la autoridad eclesiástica poder hacerlo en la tarde del Viernes Santo, lo cual le permitió, igual que a la Cofradía de San Gil, que salió a las 8 de la mañana.
La Hermandad de Triana convino procesionar a las tres de la tarde desde su Convento de San Jacinto, abriendo los cortejos procesionales de aquel Viernes Santo 6 de abril por la carrera oficial, delante de la Hermandad de la Carretería.
Aquel año, la Hermandad estrenaba el Simpecado, el Senatus y cuatro paños de bocinas que fueron realizados en el taller de Juan Bautista Gimeno. Del mismo modo se tenían contratadas a las Bandas del Regimiento de Artillería (cruz de guía), Regimiento de Granada (paso de Cristo) y la de la Cruz Roja (paso de palio). Sin embargo desconocemos si debió prescindir de alguna de estas bandas al suspender su procesión en la Madrugada y salir en la tarde del Viernes.
Cuentan las cronicas que viendo la salida de la Cofradía del Convento de San Jacinto se encontraban el Infante D. Carlos y su esposa, sin escolta, como dos sevillanos más mezclados entre el gentío que siempre rodeaba a la Cofradía, ya que la señora era Camarera de Honor de la Stma. Virgen de la Esperanza.
Hemos insertado 9 fotografías de aquella histórica procesión, que pasamos a continuación a describir:
FOTO 1: en la primera estampa contemplamos a nuestro Stmo. Cristo de las Tres Caídas cruzando el Puente en la tarde de aquel Viernes Santo 6 de abril. Tras la Cofradía de la Esperanza lo atravesaría las del Cachorro y la O. El Señor lucía su caracteristica túnica bordada en oro salida del taller de Ojeda y portaba la cruz cuadrangular de madera con apliques de orfebrería que aún hoy se conserva en las dependencias de la Hermandad. Tras el paso se aprecia el recién estrenado Simpecado y muy al fondo se adivina la silueta del palio de Ntra. Sra. de la Esperanza.
FOTOS 2 y 3: las fotografías segunda y tercera nos muestran dos instantaneas consecutivas del Stmo. Cristo de las Tres Caídas con su paso anclado en plena calle Sierpes. Pueden contemplarse las túnicas nazarenas estrenadas en 1925, confeccionadas en terciopelo morado a raíz de las quejas de los dominicos de San Jacinto que no veían con buenos ojos la indumentaria anterior de los nazarenos, inspiradas en el hábito dominico, ya que estimaban que no iba acorde con el espiritu de la Cofradía en la calle... La estampa también nos muestra varias curiosidades, como el hecho de ver a la gente notablemente abrigada, pues aunque la climatología permitió a las Cofradías salir el Viernes Santo, el tiempo no debió de ser demasiado apacible. Y otra es apreciar en los carteles comerciales de la época los reflejos del paso del Señor. Sin duda, dos estampas para enmarcar.
FOTOS 4 y 5: y tras el Señor de las Tres Caídas, la Esperanza. Observamos que el fotografo se encuentra ubicado en un balcón de privilegio: el saliente de la esquina de Jovellanos con Sierpes, y desde allí es posible que fotografiease a las Hermandades del Viernes Santo. Lo cierto es que presenció el discurrir de nuestra Hermandad y nos dejó estas imagenes tan hermosas de una procesión que fue histórica. Observense las túnicas de los nazarenos como difieren en el tejido con las del paso del Señor, perceptible en el brillo, ya que las del cortejo del paso de palio no eran de terciopelo, sino de seda en color verde, estrenadas, como apuntamos anteriormente, en 1925.
FOTO 6: la sexta estampa nos muestra el gran estreno de la Hermandad en la Semana Santa de 1928: el Simpecado, posiblemente la insignia más hermosa de la Cofradía y una de las más bellas de la ciudad. Fue realizado por el taller de Juan Bautista Gimeno bajo diseño de José Recio, siguiendo el estilo ceramista que nuestra Hermandad llevó al bordado en estos tiempos y que nunca le ha sido reconocido como bien se debiera. La fotografía está tomada en plena Plaza de San Francisco.
FOTOS 7 y 8: la Virgen de la Esperanza por los palcos de la Plaza de San Francisco. La primera de las estampas nos muestra su paso de palio visto de espaldas con la Giralda al fondo. Observamos el antiguo manto de la Virgen de terciopelo azul con reflejos violaceos, que fue bordado en el taller de Ojeda bajo diseño del ceramista y director artístico de la Hermandad José Recio en 1909, con el que se comenzaba a imprimir el sello de la cerámica trianera en los bordados del paso de palio de nuestra Esperanza. Este manto, que actualmente se encuentra en Ronda, fue el que inspiró el actual de los dragones. El palio que observamos fue estrenado en 1918, también obra diseñada por Recio y confeccionada en terciopelo morado con bordados en oro realizados en el magnifico taller de Olmo. El paso luce en la trasera dos grandes y altas jarras de claveles ante la posible carencia de candelabros de cola, que serían estrenados más adelante.
La fotografía número 8 nos muestra, así mismo, al palio de nuestra Esperanza en medio de los palcos en una toma que debe estar realizada desde los altos del edificio del Banco de España. Sin duda, una estampa preciosa llena de sabor y sevillanía, donde hasta el pequeño nazarenito que se observa en la zona inferior de la foto confiere al retrato una pincelada repleta de simpatía.
FOTO 9: y tras haber cruzado la Plaza de San Francisco, la Virgen de la Esperanza se dispone a enfilar la Avenida de la Constitución. A la derecha se vislumbra el antiguo edificio neomudejar de la Adriatica y a la izquierda el perfil inferior del Banco de España, que entonces contaba con escasos años de existencia. Hay que hacer hincapié en las numerosas fotografías antiguas que existen de la trasera del paso de nuestra Esperanza, con las vistas del manto. Y es que el conjunto que lucía la Virgen por aquella época era de un nivel insuperable, pese a que muchos hayan querido esconder y silenciar a lo largo de las décadas el verdadero valor de sus enseres, una pesada cruz que nuestra Esperanza y nuestra Hermandad ha tenido que soportar injusta e incomprensiblemente hasta finales del siglo XX.

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