Ya no existe la Cárcel del Pópulo, pero su memoria sigue viva en el recuerdo y en el pentagrama de una de las más hermosisimas marchas que se han compuesto para la Semana Santa sevillana. Para qué nombrarla, si todos sabemos como se llama...
Si el Stmo. Cristo de las Tres Caídas pudiera contarnos todos los dramas carcelarios que su cruz recogía frente a los condenados, llorariamos de emoción. Porque parece que el Señor de las Tres Caídas, también cautivo y también condenado, acaba de salir de la mismisima Cárcel, como un preso más, al que le han cargado con el madero y se lo llevan a matar. Él sabe tanto de martirios, de soledades, de llantos, que frente a la antigua Cárcel del Pópulo se hace más verdadera su cruz y cobra más sentido si cabe su entrega voluntaria por todos aquellos necesitados de su redención.
Pero cambiaron los tiempos. Los presos fueron trasladadados en el año 1933 a la cárcel de Nervión y el edificio fue derribado dos años después. Terminaron aquellas mañanas de Viernes Santo en las que la condena y el consuelo se daban la mano a través del vuelo de la saeta. La Cofradía sigue pasando por tan memorable e histórico lugar de su itinerario, porque aunque ya no haya Cárcel, la memoria de aquellos presos sigue viva en el pañuelo bendito de la Esperanza.